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Discurso Presidenta de AEDEM

XXV International Conference. Énfasis por la efemérides
(Riga, 2016)

Queridos colegas; queridos amigos; queridos todos.

Me resulta sumamente agradable resaltar aquí, en este marco incomparable, en Riga, con la Universidad RISEBA de insigne y solemne anfitriona, estos veinticinco años que la Academia Europea lleva desarrollando encuentros internacionales.

Si en pleno siglo XXI, a todos nos resulta familiar el hecho de compartir con otras culturas, con otros modos de vida, con otras filosofías universitarias nuestras propias raíces, nuestra propia idiosincrasia, hace veinticinco años no era, ni de lejos, una práctica habitual. Antes al contrario, el tránsito de docentes e investigadores era escaso e incomprendido socialmente, y resultaba complejo llevar a buen puerto iniciativas de este calado.

Esto dice mucho de aquellos precursores que supieron visionar en la expansión de AEDEM, en la permeabilidad de las fronteras, en el salto cualitativo a Europa y América, una manera de crecer y de enriquecer a la propia institución y, como no, a sus asociados, a sus bases, a todos los que hoy tenemos el orgullo de pertenecer a la Academia.

1992 fue un gran año para España, encrucijada de efemérides, con tres acontecimientos de gran magnitud y dimensión: la Exposición Universal de Sevilla; los Juegos Olímpicos de Barcelona; y la Capitalidad Cultural de Madrid. Además, destacaría dos hitos que nos hicieron avanzar notablemente: el Tren de Alta Velocidad y el Tratado de Maastricht.

Y precisamente, sería junto a estos grandes eventos, cuando germinara un hecho que marcaría profundamente el devenir de AEDEM: la 1ª Conferencia Internacional que celebramos en Burdeos (Francia), con más de doscientos participantes congregados, y que sentó las bases de lo que hoy día es nuestra International Conference.

Como no podía ser de otra manera, elevo mi mirada para recordar a tantos compañeros y, sobre todo, amigos, grandes amigos, que forjaron este formato y que nos permitieron descubrir nuevas formas de acometer la investigación y nuevas perspectivas para aplicar nuestros conocimientos, esos conocimientos que constituyen la base indiscutible de la madurez de una sociedad.

Nuestros encuentros internacionales han dotado a muchos académicos españoles, americanos y europeos de relaciones estables, así como de poderosos vínculos que se han plasmado en prosperidad y superación de retos universitarios. Pero destacaría sobre todo la entrega y el cariño con el que estas veinticinco universidades organizadoras, personas en suma, nos han dispensado a lo largo del cuarto de siglo, de modo que sin su concurso y disposición, siempre afable y positiva, nada de esto se habría logrado.

Por ello, quisiera finalizar mi intervención enfatizando el significado de ese paso adelante que AEDEM dio, en 1992, para convertirse en vanguardia y ariete de citas universitarias internacionales. Y al mismo tiempo, quisiera subrayar el papel de aquellos colegas europeos y americanos que con su esfuerzo y dedicación nutrieron y lustraron estos veinticinco encuentros hasta llegar a Riga, a RISEBA University, a la que estaremos siempre profundamente agradecidos por tanto empeño, por tanto acierto y por tanto afecto en el desarrollo de la cita.

Muchísimas gracias a todos, felicidades por estas ‘Bodas de Plata’, y mis mejores deseos futuros para AEDEM y su gente, que es el más preciado don con el que cuenta la Academia.

Desde la emoción que despiertan en mí estas palabras, muchas gracias.

Encarna González